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¿Cómo era la temible prisión de Alcatraz que Trump quiere reabrir?

El presidente Donald Trump propone reactivar la prisión de Alcatraz para albergar a los delincuentes más violentos, desatando un debate sobre costos y simbolismo.

¿Cómo era la temible prisión de Alcatraz que Trump quiere reabrir?
¿Cómo era la temible prisión de Alcatraz que Trump quiere reabrir?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de reabrir la histórica prisión de Alcatraz, ubicada en la bahía de San Francisco, con el objetivo de alojar a los criminales más peligrosos del país. Esta propuesta ha generado una ola de críticas por parte de políticos, expertos y defensores del patrimonio, quienes cuestionan tanto la viabilidad económica como el simbolismo de la medida.

 

¿Cómo era la vida en Alcatraz?

Conocida como “La Roca”, Alcatraz se ganó su reputación por el aislamiento extremo, las duras condiciones de vida y la imposibilidad práctica de escapar. Los reclusos pasaban hasta 23 horas al día encerrados en celdas individuales, con acceso limitado a contacto humano, lo que provocaba serias secuelas psicológicas. La vigilancia constante, el clima hostil y las frías aguas del Pacífico que rodean la isla convertían cualquier intento de fuga en una sentencia de muerte. Estas condiciones, junto con la presencia de los criminales más peligrosos del país, hicieron de Alcatraz un lugar temido tanto dentro como fuera del sistema penitenciario.

¿Qué delincuentes estuvieron albergado en Alcatraz?

Durante sus casi tres décadas de operación, Alcatraz albergó a algunos de los criminales más peligrosos y notorios de Estados Unidos. Entre ellos destacó Al Capone, el legendario mafioso de Chicago, quien cumplió parte de su condena en la isla tras ser declarado culpable de evasión fiscal. También estuvieron prisioneros George “Machine Gun” Kelly, famoso por sus secuestros; Robert Stroud, conocido como el “Hombre pájaro de Alcatraz”, y Alvin “Creepy” Karpis, miembro de la banda Barker-Karpis y considerado el recluso más longevo del penal. Todos ellos representaban perfiles de alta peligrosidad, cuya presencia reforzó la imagen de Alcatraz como el destino final para los delincuentes sin redención.

A pesar de su fama y aparente eficacia, Alcatraz fue clausurada en 1963 por razones logísticas y económicas. El constante deterioro de su infraestructura, sumado a los altos costos operativos derivados de su ubicación insular, hicieron inviable su continuidad. Todo debía ser transportado por barco —alimentos, combustible, agua potable y materiales—, lo que triplicaba los gastos en comparación con otras prisiones continentales. Además, surgieron cuestionamientos sobre la humanidad de sus condiciones carcelarias, en una época donde empezaban a debatirse nuevas perspectivas sobre la rehabilitación penal.

Durante sus 29 años de funcionamiento, Alcatraz fue escenario de 14 intentos de fuga protagonizados por 36 reclusos. Aunque la mayoría fueron recapturados o murieron en el intento, algunos casos, como la fuga de Frank Morris y los hermanos Anglin en 1962, siguen siendo objeto de especulación y han alimentado la leyenda de la prisión.

La propuesta de reabrir Alcatraz ha sido interpretada por muchos como un gesto simbólico más que una política seria. Críticos argumentan que la medida busca proyectar una imagen de dureza frente al crimen, pero carece de un plan concreto y factible. Mientras tanto, la isla continúa siendo un recordatorio de una era pasada del sistema penitenciario estadounidense.