Mascotas olímpicas: embajadores de la cultura y el deporte
Con diseños icónicos y culturales, las mascotas representan el espíritu y los valores olímpicos en cada ciudad anfitriona.
Las mascotas olímpicas se han convertido en un elemento central de los Juegos Olímpicos desde su introducción en 1972. Estas figuras, que encarnan el espíritu deportivo y cultural de la ciudad anfitriona, no solo añaden un toque festivo a los eventos, sino que también representan los valores olímpicos de excelencia, amistad y respeto.
En los Juegos Olímpicos de México 1968, aunque no se presentó formalmente como una mascota oficial, un jaguar rojo con manchas amarillas, inspirado en el arte maya, se destacó como un precursor de esta tradición. Sin un nombre específico, este jaguar es ahora reconocido como una manifestación pionera de las mascotas olímpicas.
La primera mascota oficial, Waldi, un perro salchicha, debutó en los Juegos de Múnich 1972. Diseñada por Elena Winschermann, Waldi simbolizaba la resistencia y agilidad, características esenciales para los atletas. Su colorido diseño incluía tres de los colores de los aros olímpicos, marcando el inicio de una tradición.
En Montreal 1976, Amik, un castor que representa a una de las especies más emblemáticas de Canadá, fue la mascota. Su nombre proviene del idioma algonquino y su diseño minimalista, con una cinta roja y los aros olímpicos, reflejaba la sencillez y cultura canadiense.
La mascota de Moscú 1980, Misha, fue un oso diseñado por el ilustrador Victor Chizhikov. Misha se convirtió en un emblema nacional y es recordado por su emotiva despedida en la ceremonia de clausura.
En Los Ángeles 1984, Sam, un águila con los colores de la bandera estadounidense, fue creada por Walt Disney Productions y Robert Moore, personificando el patriotismo y la herencia cultural de Estados Unidos.
Hodori, el tigre de Seúl 1988, fue diseñado por Kim Hyun y simbolizaba el humor, la valentía y la nobleza coreanas.
Cobi, la mascota cubista de Barcelona 1992, diseñada por Javier Mariscal, destacó por su éxito comercial y su adaptación en una serie animada.
Atlanta 1996 presentó a Izzy, una de las mascotas más exóticas de la historia de los Juegos Olímpicos, única en su tipo.
Los Juegos de Sídney 2000 contaron con tres mascotas: Syd, Olly y Millie, representando la fauna local australiana. El agua, el aire y la tierra están simbolizados en estos tres personajes creados por Matthew Hatton.
Atenas 2004 trajo a Febo y Atenea, inspiradas en las muñecas de terracota de la antigua Grecia.
Beijing 2008 tuvo cinco mascotas Beibei, Jingjing, Huanhuan, Yingying, Nini, cada una con los colores de los aros olímpicos y elementos de la cultura china.
Wenlock y Mandeville de Londres 2012, diseñado por el estudio Iris y representaba la tradición británica con elementos modernos.
Vinicius y Tom de Río 2016, mezcló diversos animales brasileños y se inspiró en el poeta Vinicius de Moraes y Tom Jobim
Tokio 2020 introdujo a Miraitowa y Someity, una combinación de tradición y modernidad.
París 2024 presenta a Phyrge olímpica, basada en los gorros frigios, símbolo de libertad en Francia.
Las mascotas olímpicas han evolucionado en diseño y simbolismo, convirtiéndose en un componente esencial y esperado de cada edición de los Juegos Olímpicos, celebrando la cultura, la historia y los valores del país anfitrión.