Corazón artificial sin válvulas funciona exitosamente en paciente tras cirugía
Innovador dispositivo ofrece nueva esperanza para la insuficiencia cardíaca terminal
El Instituto del Corazón de Texas (THI) ha anunciado un avance trascendental en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca terminal con la exitosa implantación de un corazón artificial sin válvulas. La intervención, realizada el 9 de julio en el Baylor St. Luke’s Medical Center, marca un hito en la medicina cardíaca, al ser la primera vez que este dispositivo, conocido como corazón artificial total (TAH), ha sido implantado en un paciente con resultados positivos.
El doctor Alexis Shafii, director quirúrgico de trasplantes cardíacos, confirmó que el TAH funcionó conforme a lo esperado y sin complicaciones. Este dispositivo de última generación, desarrollado por BiVACOR, presenta una bomba rotativa biventricular de titanio, sin válvulas, con un rotor levitado magnéticamente que permite bombear la sangre de manera eficiente a través del cuerpo.
Durante el ensayo clínico, supervisado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), el paciente mostró una notable recuperación. En solo tres días, fue desconectado del respirador y pudo caminar y conversar, demostrando la eficacia del dispositivo como un puente hacia un trasplante de corazón. Sin embargo, el TAH aún se encuentra en fase de estudio, con cuatro pacientes adicionales programados para participar en este ensayo.
La insuficiencia cardíaca afecta a millones de personas en todo el mundo, y el número limitado de trasplantes de corazón subraya la urgencia de innovaciones como el TAH. Este corazón artificial se destaca no solo por su pequeño tamaño, sino también por su capacidad para mantener un gasto cardíaco adecuado durante la actividad física. Además, la tecnología de levitación magnética utilizada en el dispositivo reduce el desgaste mecánico, minimiza el trauma sanguíneo y ofrece una opción duradera y biocompatible para quienes enfrentan la insuficiencia cardíaca grave.
Este avance podría representar un cambio significativo en la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardíaca terminal, brindando una nueva esperanza en la espera de un trasplante de corazón.