La historia detrás del Día del Niño en México
Una mirada a la conmemoración centenaria que reconoce y promueve los derechos fundamentales de los más pequeños
Cada último día de abril, México se une en un homenaje especial a la infancia, celebrando el Día del Niño. Este año marca el centenario de esta conmemoración, una fecha arraigada en la historia del país que refleja su compromiso con los derechos y el bienestar de los más pequeños.
Instituido en 1924 por el presidente Álvaro Obregón y su Ministro de Educación, José Vasconcelos, el Día del Niño encuentra sus raíces en la aceptación y ratificación de la Declaración de Ginebra de los Derechos del Niño. Este documento pionero establece los principios fundamentales de protección, cuidado y desarrollo integral de la infancia, un legado que resuena fuertemente a lo largo de los años.
La Declaración de Ginebra, enfatizando el derecho de los niños a recibir los medios necesarios para su desarrollo y protección contra la explotación, sentó las bases para futuras legislaciones y acuerdos internacionales en materia de derechos infantiles. La posterior aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989 son testimonio del impacto duradero de estos principios.
Es importante destacar que, si bien la Organización de las Naciones Unidas reconoce el Día Universal del Niño el 20 de noviembre, cada país tiene la libertad de celebrar su propio día nacional en diferentes momentos del año. En el caso de México, el 30 de abril se convierte en una ocasión significativa para reflexionar sobre los ideales de protección, cuidado y derechos de la infancia, no solo a nivel local sino también global.
Desde los hogares hasta las comunidades, desde las escuelas hasta las esferas gubernamentales, el Día del Niño nos invita a renovar nuestro compromiso con el bienestar de los más jóvenes. Es una oportunidad para promover una conciencia colectiva sobre la importancia de garantizar un entorno seguro y propicio para su crecimiento y desarrollo.
En este centenario del Día del Niño en México, reafirmamos nuestro compromiso de construir un futuro donde cada niño y niña pueda florecer y alcanzar su máximo potencial. Porque solo cuando protegemos y promovemos sus derechos fundamentales, construimos un mundo más justo y equitativo para todos.