El mundo mide el tiempo de formas sorprendentes y diversas
Cada calendario refleja historia, creencias y astronomía propias
Mientras el calendario gregoriano marca el año 2025 en gran parte del mundo, numerosos sistemas de cómputo temporal ofrecen una visión diferente del paso del tiempo. Estas perspectivas no solo destacan las creencias y tradiciones únicas de diversas culturas, sino que también iluminan cómo cada civilización ha conectado su historia con el cosmos y el entorno natural.
El calendario gregoriano, introducido en 1582 por el Papa Gregorio XIII, se creó para corregir los desfases del calendario juliano y alinear las fechas con eventos astronómicos clave. Hoy, este sistema marca el año 2025, pero su adopción no fue inmediata ni universal. Algunos países protestantes y ortodoxos, como Inglaterra, tardaron casi dos siglos en implementarlo, eliminando 11 días del calendario para alinearse con Europa occidental.
Por otro lado, el calendario chino, uno de los sistemas más antiguos que se mantiene vigente, marca el año 4722. Este calendario lunisolar, que combina los ciclos de la Luna y el Sol, comenzó su cuenta en el año 2698 a.C., coincidiendo con el legendario reinado del Emperador Amarillo. Aunque China adoptó el calendario gregoriano en 1912, el sistema tradicional sigue siendo esencial para festividades como el Año Nuevo Lunar.
En el mundo judío, el calendario hebreo señala el año 5785. Basado en un cálculo teológico que sitúa la creación del mundo en el año 3761 a.C., este sistema lunisolar es crucial para festividades religiosas y eventos espirituales. A pesar de su limitado uso cotidiano, su importancia cultural y religiosa lo mantiene vigente.
El calendario islámico o hijri, basado exclusivamente en los ciclos lunares, marca actualmente el año 1446. Este sistema, que comienza con la Hégira en el año 622 d.C., utiliza años más cortos que los del gregoriano, haciendo que sus fechas se desplacen a través de las estaciones.
Otra propuesta interesante es el calendario holoceno, que sitúa el presente en el año 12.025 H.E. (Era del Holoceno). Propuesto por Cesare Emiliani en el siglo XX, este sistema busca abarcar toda la historia conocida de la humanidad al sumar 10.000 años al calendario gregoriano, remontándose al inicio de las civilizaciones agrícolas.
En otras regiones, el calendario budista, que comienza en el año 543 a.C. con el nirvana de Buda, marca el año 2569. El calendario persa, basado en el equinoccio de primavera, señala el año 1403, mientras que el calendario etíope, adaptado del egipcio, marca el año 2017, con un desfase de 7-8 años respecto al gregoriano.
Cada uno de estos sistemas es más que una forma de medir el tiempo; son relatos vivos de cómo las civilizaciones han percibido y celebrado su lugar en la historia. Su estudio no solo enriquece nuestra comprensión del mundo, sino también nos invita a reflexionar sobre la diversidad y riqueza de las experiencias humanas.