Vantaa, Finlandia, pionera en aprovechar el calor residual de productos electrónicos para calentar la ciudad

En la búsqueda de soluciones sostenibles para el suministro de energía, la ciudad finlandesa de Vantaa se embarca en un ambicioso proyecto para aprovechar el calor residual de los productos electrónicos y utilizarlo para calentar sus edificios durante los fríos meses de invierno.

El calor residual, una vez liberado al medio ambiente por los dispositivos electrónicos, será capturado y almacenado en cavernas subterráneas llenas de agua. Este innovador sistema de almacenamiento de "energía estacional" permitirá a Vantaa acumular calor durante los meses más cálidos y luego liberarlo de manera controlada para el uso en calefacción urbana durante el invierno.

La empresa energética local, Varanto, lidera este proyecto pionero, que se espera sea el más grande del mundo en su tipo. Con una capacidad de almacenamiento de hasta 90 gigavatios-hora, equivalente a la energía generada por 1,3 millones de baterías de automóviles eléctricos, se prevé que este sistema pueda satisfacer las necesidades de calefacción de la ciudad durante todo un año.

"Estamos entusiasmados de ser pioneros en esta tecnología innovadora que combina eficiencia energética y sostenibilidad ambiental", declara Jari Kivelä, CEO de Varanto. "El calor residual de los productos electrónicos, que antes se consideraba un desperdicio, ahora se convertirá en un valioso recurso para nuestra comunidad".

La construcción de esta infraestructura revolucionaria está programada para comenzar en las próximas semanas, con la expectativa de que esté completamente operativa en un futuro cercano. Una vez completada, no solo reducirá la dependencia de Vantaa de fuentes de energía tradicionales, sino que también servirá como un modelo inspirador para otras ciudades en su lucha contra el cambio climático.

Con este audaz paso hacia un futuro más sostenible, Vantaa se posiciona como líder mundial en la aplicación de tecnologías innovadoras para abordar los desafíos energéticos del siglo XXI, demostrando que incluso el calor residual de nuestros dispositivos electrónicos puede ser aprovechado para crear un mundo más limpio y habitable para las generaciones futuras.