España y Grecia lideran el crecimiento económico de la UE
De crisis a prosperidad: claves del resurgir económico europeo
España y Grecia, antiguamente asociadas con crisis económicas y altos índices de desempleo, hoy destacan como motores de crecimiento dentro de la Unión Europea (UE). Ambas naciones han dejado atrás a economías tradicionalmente fuertes como Alemania y Francia, que enfrentan retrocesos y problemas fiscales significativos.
Según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), España registrará un crecimiento del 2,9% en 2024, triplicando la media de la Eurozona. Grecia también avanza con un crecimiento previsto del 2,3%, impulsado principalmente por el turismo y las inversiones extranjeras. En contraste, Alemania y Francia, las dos economías más grandes de la UE, enfrentan una contracción del 0,2% y un déficit fiscal del 6% del PIB, respectivamente.
El resurgir económico de España y Grecia no ha sido fortuito. Ambos países implementaron severos ajustes durante sus crisis, incluyendo recortes presupuestarios, reformas estructurales y atracción de inversiones. En España, la reactivación del sector turístico después de la pandemia marcó un punto de inflexión, mientras que Grecia ha capitalizado su renovada confianza en los mercados internacionales.
El turismo se mantiene como un pilar clave. España alcanzó en 2024 un récord histórico con más de 65 millones de turistas internacionales, un 7,3% más que el año anterior. Grecia, por su parte, superó los 35 millones de visitantes, consolidándose como un destino preferido en Europa. Este auge ha generado ingresos cruciales y propiciado inversiones en infraestructura hotelera y transporte.
Sin embargo, no todo es positivo. Ambas naciones enfrentan críticas por los efectos del “sobreturismo”, que incluye la saturación de servicios públicos, el aumento del costo de vida y problemas ambientales. Además, el desempleo, aunque reducido, sigue por encima de la media europea, con tasas del 11% en España y 9% en Grecia.
La inflación también plantea retos significativos. En España, los ciudadanos perciben un desajuste entre el aumento de precios y los salarios, lo que genera insatisfacción a pesar del crecimiento económico. En Grecia, la dependencia de sectores limitados como el turismo y productos energéticos representa un obstáculo estructural para la sostenibilidad a largo plazo.
A pesar de estos desafíos, las inversiones extranjeras han sido un motor fundamental. Empresas como Microsoft y Pfizer han establecido operaciones en Grecia, impulsando la tecnología y la innovación. En España, las exportaciones de servicios profesionales han aumentado, contribuyendo al dinamismo económico.
Economistas como Vassilis Monastiriotis, del Instituto Europeo de Economía de la LSE, y Ruben Dewitte, del grupo ING, coinciden en que la diversificación económica y el aumento de la productividad son clave para garantizar el crecimiento sostenible. En Grecia, por ejemplo, se necesita una transición hacia una economía más diversificada y ecológica, mientras que España debe fortalecer sectores emergentes y mejorar la competitividad salarial.
El futuro económico de ambas naciones dependerá de su capacidad para consolidar los avances logrados y adaptarse a un entorno global competitivo. Por ahora, su desempeño se ha convertido en un ejemplo de superación y resiliencia para el resto de la UE.